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¿Demasiadas Reglas?

Creo que debo dejar de conducir. No, no estoy demasiado viejo para conducir y todavía puedo manejar la transmisión de 5 velocidades en mi camioneta, pero estoy cansado de las reglas. Hay muchas normas que rigen el uso de los automóviles. Antes de que pueda girar la llave esperan que tenga una licencia para conducir, placas, y los seguros. Una vez que tenga todo eso me puedo poner el cinturón de seguridad (¡otra regla!) y comenzar a conducir, pero ¿puedo conducir donde yo quiero? ¡Por supuesto que no! A pesar de que me gustaría manejar por el lado izquierdo de la carretera, estoy obligado a conducir por el lado derecho de la carretera, y al momento de levantar la velocidad, el semáforo se pone roja y tengo que parar. Podría seguir y seguir con las normas sobre límites de velocidad, las líneas amarillas continuas, intermitentes, la cantidad de la banda de rodadura de las llantas, los reglamentos de estacionamiento, y una serie de otras normas. ¿Entiendes por qué yo podría pensar que es hora de dejar de conducir?

Por supuesto que no estoy realmente dando ninguna consideración a renunciar mi licencia y vender mi carro, pues a pesar de todas estas reglas “restrictivas” todavía puedo subirme en mi automóvil y conducir a lugares demasiado muy lejos para ir caminando. No hace mucho tiempo me abroche el cinturón de seguridad y maneje en el lado derecho de la carretera a West Virginia, y de allí me fui a Ohio, antes de regresar a Alabama. Durante un período de 2 semanas viajé más de 2,000 millas a pesar de un montón de reglas. ¿Dije que a pesar de un montón de reglas? En realidad, fueron las reglas que hacen posible una conducción segura. Debido a que las reglas están hechas por seres humanos imperfectos, estoy seguro que algunas de las reglas de la carretera no son necesarios, pero ¿se imagina conduciendo en un mundo sin reglas? ¿Qué tan peligroso sería conducir en carreteras sin semáforos, ni señales de alto, sin reglas sobre el derecho de paso, etc.? Puede que no me hayan gustado las leyes del cinturón de seguridad cuando se aprobaron hace algunos años, pero me he dado cuenta de que son para mi bien y continuaría usándolo aunque se cambie la ley.

¿Ve a dónde voy con esto? Muchos ven la Biblia como demasiadas reglas que limitan lo que pueden hacer, adonde pueden ir, cómo pueden vestir, cómo deben adorar, etc. y no se dan cuenta de que en las palabras de Moisés hace mucho tiempo, estas cosas se ordenan "para que nos vaya bien todos los días” (Deuteronomio 6:24).

La mayor razón para "obedecer las reglas" es el hecho de que la salvación eterna es sólo para aquellos que obedecen al Señor Jesús y hacen la voluntad del Padre.

“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.” Hebreos 5:8, 9

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21

Pero más allá de la necesidad de mantener las reglas porque se nos manda a hacerlo, piense en que tan cruel y peligroso sería el mundo si nadie mantiene las leyes morales que Dios ha establecido para el hombre. Imaginemos un mundo donde el robo, la violación y el asesinato no fueron crímenes de interés periodístico, sino que son los comportamientos normales de una sociedad en la que cada uno hacía lo suyo. ¿Son las leyes de Dios sobre el matrimonio, incluyendo la prohibición de divorcio (con una sola excepción-Mateo 19:3-9) restricciones engorrosas o una gran bendición y fuerza estabilizadora en la sociedad cuando se respetan?

Todos nosotros estamos tentados a encontrar las leyes de Dios restrictiva a veces, pero estas restricciones nos pueden mantener lejos de la cárcel por DUI o posesión de drogas. Los que obedecen las enseñanzas del Señor sobre la moral sexual no están obligados a tomar decisiones apresuradas sobre el matrimonio a causa del embarazo y nunca tienen que preocuparse por las enfermedades de transmisión sexual. Sí, el Señor impone algunas restricciones en mi manera de hablar, pero cuando cuido mi lengua en la manera que Él espera de mí, realmente no pierdo nada de valor. En cambio, me evito un montón de problemas causados ​​por el enojo y el discurso hiriente.

Mucho como con las leyes que regulan la conducción, hay veces que no entiendo por qué Dios ha mandado algo, pero porque Él no es un ser humano imperfecto hay esta gran diferencia: quizás no puedo entenderlo todo, pero sé que es por mí bien y sería tonto en desobedecer.