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Cuatro Pasos Para Un Matrimonio Feliz

(A menos que se indique, todas las citas son de Proverbios).

“El que halla [cónyuge] halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová” (18:22). Aunque muchas parejas casadas estarían entusiasmadamente de acuerdo en que el matrimonio es una bendición de Dios, otros se encuentran más de acuerdo con las palabras de 21:19, “Mejor es morar en tierra desierta que con él [cónyuge] rencilloso e iracundo.” ¿Por qué algunos consideran su matrimonio una bendición, mientras que otros sufren por el conflicto, dolor, y, en mucho casos, el divorcio? Muchas razones pueden ser dadas, pero una de las mayores diferencias es que algunos, con el apropiado temor de Jehová (1:7; 9:10), encuentran en la palabra de Dios el conocimiento y la sabiduría necesaria a no solo agradar a Dios, pero construir un matrimonio feliz. Considere cuatro cosas que podemos hacer para ayudar a que esta unión sea una cosa buena y una benevolencia del Señor.

Se Contento

“Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio” (15:16, 17). “Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones” (17:1). Aunque Salomón está haciendo hincapié en que un hogar feliz se basa en el amor, la paz, y el temor del Señor, también señala a eso que comúnmente destruye la paz y el amor en un hogar, a saber, la codicia. Cuando una pareja no está contenta, contiendas son frecuentemente el resultado debido a que más horas se tienen que trabajar, la montaña de la deuda crece más alto, resentimientos se agitan por las quejas de no tener o hacer lo suficiente, etc. Parejas que miden el éxito por lo que acumulan comúnmente descuidan la disciplina y la crianza de los niños, después de todo, solo hay tantas horas en un día, y niños indisciplinados no hacen para un hogar feliz y pacífico. 

¿Ser contento equivale a una falta de ambición y deseo? ¿Es un error tratar de salir adelante en la vida? Claro que no, pero hay que recordar que “la case no es lo mismo que el hogar.” Podemos determinar a ser un hogar feliz, amoroso, y ser temerosos de Dios sin que importe lo mucho o poco que tengamos. Si tratamos de hacer este tipo de hogar nuestra prioridad, el tiempo y la oportunidad pueden traer más y mejores posesiones a nuestro camino, pero debido a que nuestra felicidad no depende de ellos, no se ha sacrificado nuestro matrimonio para obtenerlos. 

Hable Con Amabilidad

“Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene” (25:11). En todas circunstancias debemos  elegir nuestras palabras cuidosamente, pero, desafortunadamente, muchas veces somos los más descuidados en nuestra forma de hablar a los más cercanos a nosotros. Tenemos que aprender a hablar con amabilidad, y especialmente en aquellas ocasiones cuando las problemas se avecinan: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (15:1). En cada matrimonio habrá momentos en que uno u otro va a decir algo que no “conviene.” A pesar de que no debería suceder, sí pasa, pero la clave es lo que sucede inmediatamente después. Si el que está en el extremo receptor de una palabra mal hablado responde con dureza, más ira se agitara y un conflicto total puede emerger. Pero si, por el contrario, la respuesta es una respuesta suave, por lo general ayudara a calmar la situación. Mientras que la blanda respuesta no siempre minimiza la situación de inmediato, sirve para evitar que el problema se agrave y permite que la ira del enojado se disipe lentamente. “El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega” (29:11).

En el mejor de los matrimonios habrá diferencias, pero cuando surgen esos tiempos debemos recordar estas palabras de sabiduría: “El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda, antes que se enrede” (17:14). Para poner fin a las contiendas puede haber veces que es necesario estar de acuerdo a estar desacuerdo; habrá tiempos cuando será necesario dejar una decisión para un tiempo cuando prevalezca un ambiente más tranquilo; y quizás haya veces que simplemente uno rinde su voluntad (suponiendo que cuestiones de pecado, o justicia no están involucrados). El orgullo puede hacer que sea difícil hallar un compromiso, pero haciendo esto es mejor que liberar aquello que nunca puede ser retractado.

Se Fuerte

“Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida” (24:10). Si en la búsqueda de los secretos del éxito matrimonial tuviéramos que estudiar las parejas que han estado casados ​​por más de cincuenta años, probablemente encontraríamos que, en general, ellos han experimentado el mismo número de dificultades de la vida, como de los que se han divorciado. Ellos han tenido diferencias de opinión; sufrido dificultades financieras; cuidado el uno por el otro a través de dolencias físicas; han tenido decepciones y penas; es decir, que han enfrentado su cuota de adversidad, pero con el compromiso de una promesa hecha a Dios, simplemente se negaron a desmayar en el día de la adversidad. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar(1 Corintios 10:13).

Ser Íntimo

Contrariamente al pensamiento de muchos hoy en día, la felicidad conyugal se trata de mucho más que la relación sexual entre un esposo y una esposa, pero Salomón habla de su importancia en la construcción de la felicidad y evitando la tentación. “Alégrate con la mujer de tu juventud. Y en su amor recréate siempre” (Vea 5:15-20). Mientras manuales de matrimonio modernas y revistas populares a menudo se enfocan en la mecánica física de esta relación, el modelo bíblico nos muestra que los placeres de esta intimidad se disfrutan mejor por aquellos que primero temen a Dios, se aman el uno y otro, se hablan con amabilidad, y trabajan por la paz, etc. Esta relación física es aprobado por Dios y debe ser disfrutado por el marido y la esposa, pero los mejores matrimonios son aquellos en los que la intimidad crece a partir de los vínculos de amor y preocupación genuino por el otro.